"El Caribe es la zona cero de la emergencia climática global", afirmó Guterres en la inauguración de la 43ª Conferencia de la Comunidad del Caribe (Caricom) en Paramaribo, Surinam.
El líder de la ONU calificó la crisis climática como "el mayor desafío que enfrenta nuestro mundo" y alertó de que los pequeños Estados insulares y costeros del Caribe son especialmente vulnerables.
Guterres constató que la 43ª cumbre del Caricom se celebra "en un momento de máximo peligro, tanto para las personas como para el planeta", debido al efecto de la pandemia del COVID-19 en los sistemas de salud y el turismo, así como en el crecimiento económico y la inversión extranjera, a lo que se suma el impacto del conflicto bélico en Ucrania.
Guterres pidió una reducción de emisiones urgente y transformadora con el fin de detener el aumento del calentamiento global en un máximo de 1,5°C para fin de siglo. Solicitó apoyo para la adaptación de los efectos climáticos y asistencia financiera para asegurar la resiliencia.
En su discurso, el secretario general dijo sentirse "inspirado" por los esfuerzos que los países del Caribe, incluidas las comunidades indígenas, toman para preservar "su increíble biodiversidad y sus recursos naturales".
Guterres instó a todos los países, ante todo a las economías del G20 que representan el 80% de las emisiones globales, a reducirlas con carácter urgente para limitar el aumento del calentamiento global a un máximo de 1,5°C para fin de este siglo.
"La guerra en Ucrania no puede conducir a decisiones miopes que cierren la puerta al incremento máximo de 1,5°C. Con los compromisos actualmente registrados, aún se prevé que las emisiones crezcan un 14% para 2030. Esto es simplemente un suicidio, y debe revertirse", subrayó.
Los países más ricos, a juicio del secretario general de la ONU, deben liderar una "revolución de las energías renovables" justa y equitativa, y cumplir su promesa de entregar 100.000 millones de dólares en financiamiento climático para la adaptación a partir de este año.
