Ahora escúchenme ustedes, los ricos: lloren y griten de dolor por todo lo que muy pronto van a sufrir. Sus riquezas se pudrirán, y la polilla les comerá la ropa. El dinero que han estado juntando en estos últimos tiempos se oxidará, y ese óxido será el testigo que los acusará en el juicio final, y que los destruirá como un fuego.
Ustedes no les han pagado el sueldo a sus trabajadores, y el Señor todopoderoso ha oído las protestas de ellos. Ese dinero que no han pagado también los acusará delante de Dios.
Ustedes los ricos han vivido con mucho lujo, y se han dado la gran vida en esta tierra. Han engordado tanto que parecen ganado listo para el matadero. Injustamente han acusado y matado a personas inocentes, que ni siquiera podían defenderse.