En este contexto, las fuerzas de ocupación de Israel están en máxima alerta, en medio de la agravada tensión en los territorios ocupados, principalmente después del asesinato de la reportera palestina, Shireen Abu Akleh, por los francotiradores israelíes, ocurrido el pasado miércoles en la ciudad de Yenín.
Precisamente, este mismo domingo se lleva a cabo el funeral de Valid Al-Sharif, joven palestino que perdió la vida el sábado como consecuencia de las heridas recibidas hace 21 días en las protestas que acaecieron en el sagrado mes de Ramadán en la Mezquita Al-Aqsa, en Al-Quds (Jerusalén).
Paralelamente, los colonos israelíes han publicado llamamientos en las redes sociales para organizar incursiones masivas en recinto de Al-Aqsa con motivo del festival judío de Pésaj (Pascua Judía).
En medio de la volátil situación, la policía israelí sigue imponiendo restricciones a los palestinos que quieren ingresar en la sagrada mezquita, incluso ha establecido puestos de control en las carreteras que conducen a tal lugar y a la Explanada de las Mezquitas.
En reacción a las provocaciones de Israel, Ismail Rezvan, alto cargo del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), afirmó el sábado que “el régimen sionista es totalmente responsable por cualquier tipo de estupidez contra la Mezquita Al-Aqsa y enfatizamos que la Resistencia tiene la libertad de elegir cualquier opción para defenderla”.
El régimen de Tel Aviv ha aumentado sus atrocidades contra el pueblo palestino en las últimas semanas, dejando un gran número de palestinos muertos, heridos y detenidos. Ante ello, los grupos de la Resistencia palestinos han advertido a los ocupantes de que “no pongan a prueba la paciencia de la Resistencia”, pues sus dedos están en el gatillo.
El 15 de mayo de 1948, el día más triste del calendario palestino, las milicias sionistas comenzaron a perpetrar horrendas atrocidades contra decenas de miles de civiles palestinos. Israel se apoderó de las tierras palestinas, obligándolos a los palestinos a ingresar en los campamentos de refugiados en el este de Al-Quds, Cisjordania, Franja de Gaza y países vecinos.
La Nakba no terminó en el año 1948, y sigue hasta el día de hoy, afectando a más de 12 millones de palestinos, que son apátridas. Los palestinos continúan exigiendo su derecho a regresar a sus hogares y afirman que persistirán hasta lograr su meta.
