Desde febrero se debate en Cuba el Código de las Familias, un proyecto de ley que actualiza el concepto de familia y el ámbito familiar, que garantiza y amplía los derechos de sus componentes, así como sus obligaciones. Sputnik consultó a expertos sobre este proyecto, inclusivo e igualitario, que también despierta controversia y resistencia.
El nuevo Código de las Familias en Cuba comprende numerosos recursos inéditos en el país hasta la fecha que, a juicio de los expertos entrevistados por Sputnik, tienen entre sus propósitos el apoyo y protección a grupos diversos y resulta de un amplio trabajo de investigación social, compendio de opiniones de la ciudadanía y análisis con profesionales de diferentes esferas.
Esa práctica de consulta popular contribuye al reflejo de una mirada integradora y plural del escenario cotidiano en la mayor de las Antillas y posibilita la inclusión y reconocimiento a los derechos de algunos sectores ausentes en las normas jurídicas. Por ello se lo considera un documento progresista respecto a otros similares en la región.
El proceso de debates desarrollado desde el primero de febrero hasta el 30 de abril, según lo previsto, involucró a más de siete millones de personas, personal diplomático de la isla en el exterior y cubanos residentes en 140 países del orbe, quienes aportaron también sugerencias, modificaciones y esclarecimientos necesarios mediante el sitio web Nación y Emigración.
Los expertos significaron entre los temas medulares del intercambio: matrimonio igualitario, adopción, orden de los apellidos en los hijos, responsabilidad parental, gestación solidaria o la discriminación en el entorno de la familia y reconocieron cómo este novedoso cuerpo legal representará una actualización del vigente con fecha de 1975.
Roxanne Castellanos Cabrera, doctora en Ciencias Psicológicas y profesora titular de la facultad de Psicología de la Universidad de La Habana, reconoció a Sputnik que en Cuba las costumbres, el envejecimiento y el fenómeno migratorio colocan a los abuelos como un soporte invaluable dentro de la familia y, actualmente, carecen de amparo jurídico asociado a la crianza de los nietos.
"Algunos asumen durante varios años el cuidado integral de los pequeños, sin ninguna validez legal, y cuando ocurren sucesos como la separación de los padres, los ancianos pueden quedar completamente expropiados de la posibilidad de acceder a los menores o de mantener vínculos afectivos o el intercambio con ellos", refirió.
La también especialista en atención a niños y adolescentes y directora del Centro de Estudios de Bienestar Psicológico, mencionó el acápite vinculado a la guarda y cuidado de los infantes. Generalmente, reconoció, la cultura machista y la idealización de la madre obvia el análisis sobre cuál de los padres posee las mejores condiciones generales para el resguardo del menor.
Casi de oficio, comentó Cabrera, el niño es entregado a la figura materna y la otra parte queda en el régimen de comunicación, con visitas los fines de semana, días festivos o vacaciones. La normativa en consulta contiene la denominada custodia compartida, con la idea de dividir de una manera más equitativa el tiempo del niño y no someterlo a estrés o presión.
"Existen nuevos modelos sociológicos en cuanto al ejercicio de la paternidad en Cuba. Muchísimos padres están completamente implicados en la crianza de los hijos y se sienten desplazados en cuanto a la posibilidad de disfrutar de ese proceso, tras un divorcio. De ahí que el [nuevo] código incluya vías para lograr mayor equilibrio en este sentido", apuntó.
Uno de los capítulos más polémicos del código es el de la gestación solidaria que, según Cabrera, brinda esa opción a aquellas personas unidas por vínculos familiares o afectivamente cercanas, y como alternativa para mujeres con alguna patología médica, personas con esterilidad, hombres solos o parejas de hombres.
La psicóloga aludió a los cuatro tipos de filiación y título constitutivo recogidos en el proyecto:
1.Procreación natural.
2.Uso de cualquier técnica de reproducción asistida.
3.Lazos construidos a partir de la socioafectividad reconocida de manera judicial.
4.Acto jurídico de la adopción. Este último extiende ahora sus posibilidades a las parejas homoparentales.
Asimismo, "las madres, de forma voluntaria, pueden dar en adopción a sus bebés justo en el momento del nacimiento, aspecto que causa cierto rechazo porque en nuestra idiosincrasia, las familias asumen, incluso, el cuidado de los hijos de adolescentes, aunque eso implique numerosos recursos y esfuerzos psicológicos y económicos e inmadurez para el ejercicio de la maternidad".
La académica incluyó también dentro de los aportes:
Protección a todas las expresiones de diversidad familiar, cualquiera sea su forma de organización.
Visión de los niños y adolescentes como sujetos de derecho, sobre la base del respeto a su autonomía progresiva.
Ampliación de las vías para determinar la filiación y el parentesco.
Reconocimiento de la figura del cuidador familiar y sus derechos.
El cambio del término de patria potestad por responsabilidad parental, que no quita derechos o autoridad legal a los padres, sino que extiende sus responsabilidades basado en relaciones de respeto.
Para el ensayista y doctor en Ciencias Históricas Julio César González Pagés, el Código de Familias simboliza la renovación de una ley implementada desde hace más de 40 años, especialmente, en lo relacionado con la paternidad, pues desde la puesta en marcha del novedoso instrumento, madres y padres podrán solicitar, en iguales términos, una licencia de un año tras el nacimiento de los hijos.
"No es un instrumento de izquierda, derecha o centro, es de derechos, donde todas las personas independientemente de su ideología están respaldadas. Media nuestra vida privada y merece ser leído y defendido. Yo votaré por el sí y he participado dentro de la campaña pública porque creo que la Cuba del siglo XXI debe tener un código a su altura", sentenció a Sputnik.
La mayor de las Antillas, recordó, fue pionera en América Latina tras la entrada en vigor de la Ley del Divorcio, el 18 de julio de 1918. Entonces, suscitó similares controversias a las actuales, pues desde cuatro años antes ya la sociedad reconocía la necesidad de un procedimiento de ese tipo y enfrentaba a partidarios y detractores, entre ellos, la Iglesia católica y algunos políticos.
"Las normativas con transgresiones significativas causan este tipo de reflexiones y enfrentamientos. Algunos sacaron su lado más conservador y están en su derecho. Creo que los cambios culturales son más lentos. Desde el convencimiento personal y no mediante la obligatoriedad, espero se reconozca el carácter inclusivo de esta legislación", afirmó el también Coordinador General de la Red Iberoamericana de Masculinidades.
Cabrera identifica tres tipos de resistencia al código: la primera de matiz claramente político, impulsada por los detractores del Gobierno de la isla, quienes manifiestan su rechazo, emprenden el ataque desde un nuevo frente y emplean campañas de manipulación orientadas a distorsionar los artículos de la ley y restarle valor a la propuesta jurídica.
En segundo lugar, las creencias religiosas de algunos ciudadanos entran en conflicto con elementos contenidos dentro del estatuto, por ejemplo, aquello que desvirtúe el denominado como "diseño original o natural de la familia: madre, padre e hijos".
Existe un tercer grupo, con poco conocimiento sobre esa disposición y ajeno a las lecturas serias, profundas y reflexivas. Lo cierto es que la normativa "tiene un nivel técnico y conceptual complejo para muchas personas, de ahí el rol de los medios de comunicación en hacerlo más comprensible y ese sector poblacional tiende a ser blanco de los argumentos esgrimidos por las dos tendencias antes mencionadas", indicó la especialista.
El audiolibro del nuevo Código de las Familias resultó de la voluntad de 53 profesionales radicados dentro y fuera de Cuba, diversos en ideologías, credos, géneros, edades, preferencias y orientaciones sexuales, con la intención de difundir y, en cierta medida, potabilizar los 500 artículos del instrumento jurídico, desde un formato más amigable como el sonoro y frente a la imposibilidad de algunos de acceder al texto de manera digital.
De acuerdo con una de sus creadoras, la periodista feminista Yuliet Pérez, la iniciativa pretendió, por tanto, un mayor alcance de los contenidos con alrededor de 500 megas de información, pues la tirada de los tabloides apenas superó los 500.000 ejemplares, número insuficiente para los siete millones de ciudadanos participantes en las consultas.
Pérez puntualizó entre los temas abordados: el tratamiento transversal ante hechos de discriminación y violencia; la solución de conflictos familiares más allá del espacio judicial, previa mediación o de la conciliación; y la introducción de instituciones de guarda y protección en coherencia con las convenciones internacionales suscritas por el país.
A ese loable proyecto siguió la página El Código SÍ suena, difundida en la red social Facebook, para "aterrizar el lenguaje mediante historias de vida cercanas que demuestren la diversidad del entramado social cubano y la pertinencia de todas las propuestas incluidas; de los poco más de 50 iniciales ya superamos los 5.000 seguidores en esa plataforma digital".
La estrategia comunicacional comprende además un canal en Telegram y defiende la postura de que el código "no le quita derechos a nadie, sino que extiende esos derechos a personas que históricamente han sido marginadas, discriminadas y exentas de ese reconocimiento, supera en muchos aspectos al de 1975", expresó.