La construcción que una empresa china planea hacer de una estatua de Buda de 100 metros de altura en Vientián, capital de Laos, se ha convertido en el centro de la polémica.
Según informa el portal Nikkei Asia el proyecto de construcción de una imponente estatua de Buda, que podría convertirse en la estructura más alta de la capital, ha provocado una corriente de ira antichina en la población local.
"La gente no está de acuerdo con este símbolo de China y está expresando enojo en Facebook", comentó al portal un observador político bajo condición de anonimato. El blanco de las criticas iba dirigido principalmente a la empresa Wan Feng Shanghai Real Estate Co, cuyo proyecto será construido en la zona económica exclusiva de That Muang Marsh.
"Sería inaceptable que se construyera una gran estatua en la zona económica especial de That Muang Marsh para atraer el turismo no lejos de la estupa Pha That Luang (tipo de arquitectura budista bañada en oro en el centro de la ciudad), un símbolo de la soberanía de Laos", aseguró Adisorn Semyaem, director del Centro de Estudios del Mekong situado en Bangkok y dependiente de la Universidad de Chulalongkorn.
Una fotografía de la polémica estatua la muestra construida en un diseño Mahayana (una de las principales escuelas del budismo con fieles en China, Japón y Corea del Sur).
Esta característica ha sido una de las causas de la ira social ya que en este país del sureste asiático, por el contrario, tiene mayor seguimiento la escuela Theravada (con adeptos en Tailandia, Camboya, Myanmar y Sri Lanka). Además, las estatuas budistas en Laos presentan otra peculiaridad: tienden a representar un Buda sentado con las piernas cruzadas, a diferencia de la planeada por el desarrollador chino, que se encuentra parado.
"Laos tiene un [rasgo] nacionalista no diferente de Camboya o Tailandia que es evidente en el estilo de las estatuas de Buda: la construcción de estatuas para ser consagradas en los templos requiere que [se siga] el estilo Lao, también conocido como estilo Lan Xang", agregó Semyaem.
Esta polémica estalló en un momento en que el Gobierno chino está desarrollando un proyecto de ferrocarril que conectaría ambos países y supone una inversión de de 5.900 millones de dólares, financiada por una deuda que es igual a un tercio del PIB de Laos.