El hombre de la mano seca 12:9-14

Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía seca una mano, y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle. 
Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y les dijo: ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla? Pero ellos callaban. 
Entonces, mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana. Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle.