
En concreto, en su credo especifica lo siguiente: "Creemos que todas las personas tienen derecho a una educación sexual integral, no sexista, que les permita ejercer sus derechos sexuales y reproductivos de manera positiva y responsable. Se encuentra cerca de la línea de lo que habló hace no mucha el Papa Francisco. Y añade que "creemos que todas las personas tienen derecho a la libre asociación sexual, a optar por contraer matrimonio o no; a optar por el divorcio o no, y de establecer otro tipo de asociación sexual responsable.
Apuestan tanto por la igualdad sexual entre parejas heterosexuales y homosexuales que en sus cánticos apoyan abiertamente a la comunidad gay: Todos los seres humanos somos iguales, pero algunos son homosexuales: por eso deben iniciar largas batallas legales para que se les permita hacer las cosas que hacen los seres humanos iguales, pero heterosexuales, como incorporar a sus parejas a la obra social a la que pertenecen o adoptar hijos (...) Ningún ser humano vale más que otro, pero si es transexual difícilmente consiga un trabajo digno".
Al igual que en otros pasajes de su credo culpa a la propia Iglesia del rechazo a los homosexuales: "La Iglesia no es un lugar seguro para personas homosexuales y transexuales... muchas veces en los templos se toma el cuerpo de la mujer como un objeto de control".
Por otra parte, el documento de 209 páginas y elaborado por el Consejo Latinoamericano de Iglesias (Clai) con apoyo del Fondo de Población de la Organización de las Naciones Unidas (Unfpa) explica que se fundamenta en reconocer los derechos humanos, la sensibilidad de cada cultura y género. Y junto a la homosexualidad o los anticonceptivos, también condena la práctica de la mutilación genital, el embarazo o el aborto forzados o la esterilización sin consentimiento.
En el texto no dejan pasar por alto los prejuicios y prácticas que en América Latina se alejan del credo que la Iglesia Evangélica se ha propuesto predicar a partir de ahora. Pone como ejemplo que en muchos templos religiosos se vive la sexualidad como un tabú y omiten hablar de educación sexual. Lo más llamativo es que achacan esta actitud de los creyentes a la "lectura literal de la Biblia": "Los prejuicios que tienen las iglesias están ligados a lecturas teológicas anacrónicas de la realidad, y muchas veces responden a intereses de poder y dominación. No toma en cuenta los problemas de salud que viven las mujeres, especialmente con la educación y los servicios relacionados con el aborto y la salud sexual y reproductiva", expone el texto.
Por tanto, propone desde su púlpito en México que los evangélicos trabajen en grupo para potenciar la concienciación sobre estos temas en los 11 países latinoamericanos donde se distribuirá la citada guía.