La mentira de la “Ideología de Género”

En su artículo titulado ¡No más lavado de cerebro en Noruega! Desmontan el mito de la ideología de género, la profesora Nuria comenta que en diciembre de 2011 el Consejo Nórdico de Ministros (integrado por Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia), países pioneros de la llamada “Ideología de Género”, decidió cerrar el Instituto de Género Nórdico (NIKK), en Oslo, Noruega.

Chinchilla explica que, ante la “desigualdad en los números” sobre la cuestión laboral de hombres y mujeres, la ideología de género pretende eliminar los estereotipos y la educación de roles para compensar la elección de las carreras, hasta que llegue a haber la mitad de hombres y de mujeres en todas las profesiones. Indica que los organismos responsables de esta corriente deberían de centrarse en la igualdad de oportunidades, derechos y libertades.

Según la ideología de género, el ser hombre o mujer no es una cuestión biológica, sino cultural. Son “roles” que se adquieren y se deciden influidos por la cultura, la educación y el entorno, es decir, que no se “nace” hombre o mujer, sino que uno se “hace” hombre o mujer.

NIKK había sido el promotor de la “Ideología de Género” y proporcionaba la base “científica” a las políticas sociales y educativas que, a partir de 1970, contribuía a que los países nórdicos fueran más “sensibles al género”. La decisión de cerrar el Instituto fue tomada después de que la televisión estatal noruega emitiera un documental en el que se expone el carácter absolutamente anticientífico de la NIKK y su “investigación”.

El productor de estos documentales es Harald Eia, presentador noruego, tras su intriga sobre el hecho de que, a pesar de todos los esfuerzos de los políticos e ingenieros sociales para eliminar los “estereotipos de género“, las chicas seguían optando por profesiones “femeninas” (por ejemplo, enfermeras, profesoras, etc.), mientras que los chicos seguían siendo atraídos por carreras “masculinas” (por ejemplo, la de ingenieros, técnicos, trabajadores de la construcción, etc.). 

Ante dicha intriga Harald Eia decidió realizar un documental que tratara de explicar los motivos de dichos comportamientos.

Eia empezó a realizar algunas preguntas inocentes a los principales investigadores y científicos de la NIKK. Luego comenzó a transmitir las respuestas a científicos destacados en el mundo, sobre todo Reino Unido y Estados Unidos, lo que provoco risas e incredulidad entre la comunidad científica internacional, porque esta ideología no venía apoyada por ninguna investigación empírica.

Después de filmar esas reacciones, el productor noruego decide regresar a Oslo, y se las muestra a los investigadores de NIKK que se quedan sin habla y totalmente incapaces de defender sus teorías.

La falsedad de la “ideología de género” quedó en evidencia y dejó en ridículo al Instituto ante la audiencia televisiva. Los ciudadanos nórdicos empezaron a preguntarse por qué era necesario financiar con 56 millones de euros de los contribuyentes una ideología basada en una “investigación” que no tenía ninguna credencial científica, así que retiraron el financiamiento al instituto, explica Nuria Chinchilla.

Después del cierre del instituto, en 2013 se crea otro instituto en Suecia llamado NiKK Información de género, con funciones meramente informativas de noticias de género.

La profesora Chinchilla puntualiza en su artículo que sólo bastaron unas pocas preguntas inocentes para desmontar el mito de la ideología de género en una TV noruega, esperando que se aprenda la lección en otros países, empezando por España, la Unión Europea y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), donde esta ideología domina las estrategias políticas de igualdad entre hombres y mujeres, en lugar de partir de las diferencias entre sexos, de su complementariedad y sinergias y, sobre ellas, construir sociedades más humanas, más ricas y más sostenibles.

“Una ramificación de esta ideología (la de la discriminación positiva privilegiada para gays, lesbianas, transexuales y bisexuales) está estos días batallando por ganar en algunos parlamentos autonómicos de España. Lo peor de esta teoría política que se está imponiendo de manera dictatorial con rotunda censura a los que la critiquen, no es que sea mala en sí, sino que es falsa, como demostró este documental”, concluyo Nuria Chinchilla en su articulo.




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