Más de treinta personas murieron a consecuencia de inundaciones en Filipinas y otras siete fueron declaradas desaparecidas.
Según la prensa local, los aludes e inundaciones provocadas por las lluvias torrenciales causaron daños a sesenta autopistas, y en las islas Visayas una ola arrastró tres naves a la orilla.
En total, la catástrofe afectó a más de 460 000 personas, de las cuales más de 200 000 personas quedaron sin vivienda.
